jueves, 14 de mayo de 2009

el aumento del trafico de mujeres en Mèxico




Organizaciones sociales y autoridades de gobierno observan con preocupación el creciente aumento de adolescentes centroamericanas que llegan a México huyendo de la pobreza y con sueños de prosperidad y riqueza bajo el brazo, pero que quedan atrapadas en redes de prostitución, de las que luego resulta imposible huir.
Entre un 10 y 20 por ciento creció el tráfico sexual entre países de Centroamérica y México durante 2003, según cifras del Instituto de la Mujer. Una cruel realidad para miles de jóvenes que terminan explotadas por mafias cada vez más organizadas, y que buscan niñas más jóvenes para introducirlas a este mundo: organizaciones estiman que las mujeres comienzan a ser traficadas desde los 12 años.
La situación mantiene en alerta a las autoridades políticas y ONG de mujeres que consideran que el fenómeno es preocupante. “Aunque es una estimación, sí hay un crecimiento de este problema”, dijo a agencias internacionales la presidenta del Instituto Nacional de Mujeres, Patricia Espinosa. Las “sexo servidoras”, como son conocidas en México, vienen “desde el sur y se distribuyen” por todo el territorio, según explicó la funcionaria. Ahora bien, la mayoría se encuentra en el estado sureño de Chiapas y en Ciudad de México. Estas jóvenes son explotadas por redes de traficantes de personas que operan por todo el país y suelen estar integradas por mexicanos, estadounidenses y europeos. Las autoridades han detectado a unas 2.500 centroamericanas y caribeñas prostituyéndose en Tapachula, ciudad del empobrecido estado mexicano de Chiapas y fronteriza con Guatemala. El 90 por ciento de ellas proviene de Centroamérica; y de éstas, el 95 por ciento son indocumentadas y cerca de la mitad tienen entre 13 y 17 años, señaló Espinosa citando estudios de organizaciones de derechos humanos.
“Vienen huyendo de la pobreza y muchas buscando el sueño americano, pero se estancan acá”, explicó Jaime Montejo, de la ONG Brigada Callejera. Puede ocurrir que los “coyotes” (traficantes) vendan a las mujeres en los prostíbulos para cobrarse el viaje que ellas no pudieron pagarles. En tanto, en el norte, en la ciudad de Tijuana, fronteriza con Estados Unidos, “varias de ellas logran pasar al otro lado gracias a las redes de traficantes”, afirmó Montejo. En esa ciudad la prensa ha documentado que al menos 900 menores de edad, de ambos sexos, se prostituyen. El problema es de tal magnitud que hace un año se inició un programa para rehabilitar a los y las menores explotadas sexualmente. Incluso, algunos testimonios señalan a policías municipales como suministradores de clientes, normalmente turistas, a cambio del 50 por ciento de las ganancias. En los últimos cinco años la llamada Zona de la Merced de la capital mexicana se ha convertido en un punto de creciente concentración de centroamericanas y caribeñas dedicadas a la prostitución, dijo Montejo. Y cerca de la capital mexicana, en la ciudad de Pachuca, una tercera parte de las mujeres que venden su cuerpo salieron algún día de Honduras, Nicaragua, El Salvador u otro país de la zona, probablemente escapando de la pobreza o la violencia. Para Patricia Espinosa son la “falta de educación y la discriminación” que sufre el género femenino algunos de los factores que gatillan este fenómeno, y los que deben ser atacados para combatir la prostitución de adolescentes. Por su parte, la Organización de Estados Americanos (OEA) comenzó a analizar las raíces de la denominada “trata de personas” para contar con un diagnóstico sobre el fenómeno de la explotación sexual en varios países de la región, proyecto donde México se ha sumado. Uno de los puntos de análisis señala que las mujeres y niñas que son explotadas sexualmente en la región son sostén de su familia y tienen un nivel educativo muy limitado. En el continente americano, los controles fronterizos débiles, la falta de personal policial entrenado, la corrupción y los cuantiosos beneficios de la industria del sexo son caldo de cultivo para que estas mujeres sean víctimas de estas redes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario